Justicia y Educación para la ciudadanía

En la semana en la que Zapatero eligió la televisión pública, aquella que paga 50.000€/semana a cada famosete para que baile, para seguir en sus mentiras habituales, la justicia ha hecho acto de presencia. Bien podría decírsele a ésta que pa lo que ha hecho, que se hubiese estado quietecita. Vayamos por partes.

En primer lugar, un tal juez Andreu ha decidido que ya está bien que sólo sea Baltasar Garzón el que acapare todo el protagonismo en el telediario y se ha dicho que él también tiene derecho a unos minutillos de fama y grandeza internacional. Decide el buen hombre admitir a trámite una querella contra siete militares israelíes por la muerte accidental de civiles palestinos, cuando Israel perseguía a un terrorista para matarlo. Este lío tendrá el mismo recorrido que tuvo la última obsesión de Garzonillo: ninguno. A las primeras de cambio se dará por zanjado el tema y san se acabó. Eso sí, ha dejado mierda en Israel pa aburrir.

En segundo lugar, está la no posibilidad a objetar contra Educación para la ciudadanía, por parte del Supremo. Antes de decir nada, dejemos a la ilustre y jovencísima Vicepresi del gobierno que ha pario la criatura, dar una clase magistral de esta cosa:

Si esa asignatura va a ser así, no me extrañaría nada que todos los padres de España protestaran (salvo los sectarios sociatas). Luego está el hecho de que el Ministerio de Educación hubiese colgado el 26 de enero de este mes una declaración oficial de la ministra celebrando la resolución del Supremo. Se comenta por sí mismo.

Por último, me gustaría compatir con vosotros un editorial de un periodista que muchos no sabréis quién es pero a menudo da en el clavo. Dicho editorial se refiere a cierto libro admitido y recomendado por el ministerio de Educación, llamado Alí babá y los cuarenta maricones:

ZP y sus 40 maricones, por Eduardo García Serrano

Los esprintías eran unos sirvientes cortesanos de la alta sociedad romana encargados de organizar espectáculos para las orgías de sus señores inventando todo tipo de cópulas monstruosas y actividades lascivas, llegando a extremos horribles que involucraban el uso de niños y niñas muy pequeños. Hoy en España, una recua de modernos esprintías, cortesanos gubernamentales del Ministerio de Educación, han editado una guía, Alí Babá y los 40 Maricones, destinada a corromper las regiones puras de la infancia.

Desde el curso escolar 07/08 los alumnos de la ESO llevarán en el fondo de sus mochilas escolares este librito, en formato de comic, Ali Babá y los 40 Maricones, recomendado por el Ministerio de Educación como material didáctico para educar en valores a los españoles que están entre la infancia y la adolescencia para que se arrastren sin complejos y sin traumas hasta las cloacas de Sodoma de la mano de ZP y de Zerolo.

Los personajes de Ali Babá y los 40 Maricones practican un sexo sórdido y compulsivo que el Ministerio de educación incluye entre los recursos didácticos de su guía Educar en valores, en el marco de la asignatura predilecta de ZP y de Zerolo que es ese cubo de mierda al que se ha dado en llamar, pomposamente, Educación para la Ciudadanía.

Pues bien, de ese cubo de mierda se ha extraído este saco de gusanos, Ali Babá y los 40 Maricones, que los niños españoles estudiarán en el cole el año que viene. En sus viñetas y en sus textos se incita a los niños y adolescentes “a que no dejen para mañana las pollas que puedan chupar hoy, y a que cuantos más polvos echen mejor, pues el único miedo que debe tener es el miedo al aburrimiento, que los amantes hay que aprovecharlos y que no hay nada como la vida en rosa”. En las viñetas dedicadas a la apertura de la mente hacia nuevas formas de familia que el Gobierno desea inculcar en los escolares se encuentran escenas explicitas de zoofilia como significativo recurso didáctico de lo que ZP y Zerolo entienden por educar en valores.

Desde el curso que viene los niños españoles, a los que no se les enseña en la escuela publica algo tan limpio y tan hermoso como el Padrenuestro porque es tóxico para ZP y sus 40 Maricones, arrastrarán ese libro apestoso y sucio para que vayan atemperando la climatología de sus almas entre Lesbos y Sodoma, con Safo como poetisa de cabecera porque Quevedo era homófobo, y con Zerolo como Español de la Historia porque Cervantes era un peligroso fascista que combatió en Lepanto contra la Alianza de Civilizaciones de ZP.

Ali Babá y los 40 Maricones, como parte de la guía para educar en valores, es de un salvajismo que supera todo entendimiento y en su barbarie brilla la mas vil de todas las corrupciones políticas, morales y sociales etiquetada de socialismo progresista: la destrucción del hombre y del ciudadano integral e integro a través de la búsqueda y satisfacción de todos los placeres a toda costa, como sea, donde sea y cuando te venga en gana, siempre en pos de un exceso superior y momentáneamente inigualable al cometido en el instante anterior. Y haciendo, además, que los niños identifiquen esa búsqueda compulsiva y salvaje del placer con la libertad.

Los chavales de mi quinta crecimos y nos educamos traduciendo a Cicerón y a Jenofonte y jugando al fútbol. Nuestros padres y nuestros maestros nos enseñaron que el placer no es peligroso por ser placentero, es peligroso cuando esclaviza, cuando hace al hombre brutal o vicioso. Mis maestros y mis padres, y los libros que ellos fueron introduciendo en mi cartera escolar o dejando, como quien no quiere la cosa, sobre mi mesilla de noche, me enseñaron que hacer lo que te pida el cuerpo siempre, en cualquier momento y a cualquier precio, es un consejo mortal para un niño porque cuando un muchacho está descubriendo la vida invitarle a satisfacer cualquier deseo es cavar la tumba de su libertad, pues el simple deseo es un motivo muy primario para la acción. En cambio, el deseo inteligente sí constituye una razón para actuar.

La libertad debe llevar siempre las riendas de las ganas tal y como el auriga platónico, porque la Naturaleza habla dos lenguas: la racional y la animal. No hablo de principios religiosos. Hablo de principios y valores enunciados mucho antes del nacimiento de Cristo.

Uno de los libros que mi padre dejó caer, como quien no quiere la cosa, sobre mi mesilla de noche fue la Ética de Aristóteles. En él dice el maestro que hay que enseñar a los hombres, desde su más tierna infancia, que muchas de las cosas por las que merece la pena luchar no son placenteras. Por tanto, ni el placer se identifica con el bien ni con la libertad, ni todo placer se debe apetecer.


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Ésta es mi entrada número 100. Quiero agradecer a todos aquellos que alguna vez han entrado en este blog y hacerlo doblemente a los que entraron y lo han vuelto a hacer y han opinado a mis entradas. A todos vosotros, muchísimas gracias. Llevo 9 meses exponiendo mis opiniones en este espacio que brinda Internet y aunque aún es humilde por visitas y entradas, el que haya alguien que se interesa por entrar, ya sea una única vez o lo haga habitualmente, es importante para mí.

Una vez más, gracias.