Era inevitable: es una de las zonas más conflictivas actualmente en el mundo además de Afganistán, y donde los palestinos tienen apoyos de países islamistas radicales como es el caso de Irán. Israel lleva dos días bombardeando Gaza, nido de indeseables terroristas, demostrando que con ellos no se juega y mostrándoles cuál es el camino que les espera si osan seguir atentando contra gente inocente.
Hamás, la organización terrorista palestina, rival de Al Fatah, llevaba una semana tensando la cuerda lanzando cohetes a Israel, sin que la comunidad internacional advirtiera o condenara dichos actos. En estos días por culpa de los terroristas han muerto dos niñas palestinas y una mujer israelí, y oiga, aquí no ha pasado nada. Ha sido cuando los judíos han dicho basta y han llevado a cabo las represalias acostumbradas cuando el resto de países del mundo se ha llevado las manos a la cabeza. Hamás pide la tercera intifada, prueba de su compromiso por la paz y el entendimiento.
Es un conflicto complicado, pero hay que verlo así: Israel, si no le provocan, no atacará, mientras que los países musulmanes más radicales quieren ver, cueste lo que cueste, a Israel fuera del mapa. Ahmadineyah desearía tener ya la bomba nuclear simplemente para emular a Adolf Hitler y terminar lo que ese miserable empezó hace más de cuarenta años. Los musulmanes niegan el holocausto y odian a los judíos tanto como los odiaban los nazis, desean acabar con ellos como paso previo para acabar con todos nosotros por ser, lo que ellos denominan, infieles. Siempre lo dice Al Qaeda.
Tal y como aseguran ciertos medios, el verdadero enemigo de los palestinos no es Israel, ni mucho menos. Son los terroristas, los musulmanes integristas de Hamás e Hizbulá. Deben abandonar su apoyo a estas mafias como primera medida para alcanzar la paz, puesto que el espirítu de esa gentuza es la guerra santa y está bien incrustada en sus enfermas mentes. Al menos no todo el mundo en Palestina padece radicalismo, el mismísimo presidente de Palestina Mahmud Abbas sostiene que la culpa de este fin de la tregua y violencia de Israel hacia sus ciudadanos es de Hamás. Una persona que gracias a que no está contaminado de integrismo ve las cosas como son. Israel debería hablar con éste para encontrar un fin de la violencia y acabar por todas con el cáncer de este conflicto... pero ¿cómo responderían el resto de miserables, véase Ahmadineyah y compañía?
Lo malo de todo esto es que los judíos, en su ofensiva antiterrorista, se llevan y se llevarán la vida de inocentes en lo que se viene a llamar efectos colaterales. Un precio demasiado caro para acabar con un atajo de fanáticos asesinos. Si siguen con la ofensiva como es seguro que harán, deben ajustar bien los objetivos ya que la población es y será siempre inocente. Lo grave es que Hamás seguirá utilizándola como escudo contra lo que ellos llaman el enemigo.
1 comentario:
Es el islamofascismo. Quizá Israel no ha hecho lo más adecuado, quizá...
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