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viernes, 13 de febrero de 2009

Garzón, el cazador cazado

Cuanto más se sabe del caso de la cacería más tufillo desprende esto a mierda. Mierda que han decidido echar sobre unos empresarios, que seguramente no serán santos varones, para perjudicar al PP, pues se estima que están muy relacionados. No hay que olvidar que se acercan dos eleccioens importantes (Galicia y Vascongadas) y no hay que perder la oportunidad de aprovechar cualquier soporte que preste, en este caso, la justicia.

Pues bien, ya se sabe que Garzón estuvo en la cacería para brindar "por los próximos 20 años del PSOE en el poder". No olvidemos que Garzón dejó la carrera judicial para estar en política con dicho partido, algo que cuestiona su imparcialidad. Pues bien, también se sabe que el comisario general de la Policía Judicial, Juan Antonio González, estuvo en la cacería. Teniendo en cuenta que este señor es responsable de las detenciones... ¿qué podemos pensar? Nada bueno, sin duda Veremos en qué queda todo esto, pero puedo augurar que todo acabará un tiempo después de las elecciones y como todos lo habremos olvidado, aquí paz y después gloria.

Les dejo con un artículo encontrado en Minuto Digital, llamado ¿Cuánto más soportaremos a Garzón como juez de la Audiencia Nacional?

A Gómez de Liaño le correspondió por reparto, el 25 de febrero de 1997, investigar una denuncia que presentó el periodista Jaime Campmany contra el consejo de administración de Sogecable (presidido por Jesús Polanco y con Juan Luis Cebrián como consejero delegado, ambos máximos directivos del Grupo Prisa) y contra el socio en España de la empresa auditora Arthur Andersen. Poco después, el abogado Javier Sainz Moreno presentó una querella por los mismos hechos. Tras cenar con el fiscal en una reunión organizada por uno de los demandantes, D. Jaime Campmany, Liaño fué recusado y expulsado de la carrera judicial. Garzón, que debería haber decidido sobre la recusación se abstuvo alegando como justificación, que al margen de ese proceso judicial había tenido noticias (por parte del magistrado Joaquín Navarro y del profesor Jesús Neira) de que Gómez de Liaño había mantenido reuniones y encuentros con García Trevijano, el periodista Jaime Campmany, el juez Navarro y otras personas, en una especie de «confabulación» que perseguía mantener vivo el caso Sogecable el mayor tiempo posible e incluso llevar a la cárcel a algún querellado (en referencia al presidente de esta empresa, Jesús Polanco).

Sin embargo Garzón sigue conociendo de la llamada Operación «Gürtel», pese a que sus correrías cinegéticas con Bermejo y las continuas filtraciones procedentes de la causa que instruye aconsejarían, aunque fuera sólo por guardar las formas, que se apartase del caso.

Y es que Garzón atesora un largo historial de actuaciones judiciales de las que podría interpretarse que además de lo estrictamente jurídico, contienen una clara intencionalidad política o de protagonismo personal. No nos vamos a remontar a la época de los GAL. Basta recordar su decisión de acompasar al paso de la negociación del gobierno Zapatero con ETA la aplicación de la ley a los batasunos, siguiendo la doctrina de Pumpido de “mancharse la toga con el polvo del camino” y de su compinche de cacería Bermejo y aquello de “lo que la jugada aconseje”. ¿Y qué nos dicen sobre el caso del Bórico?, cuando Garzón quiso mantener su competencia frente a la jurisdicción ordinaria, pese a que hasta para un estudiante del primer curso de Derecho Procesal era meridiana su falta de atribuciones para instruir el asunto. Garzón se llevó un revolcón jurídico tras ser apartado del caso por el tribunal superior, la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional. Como también acabó mal parado en su disparatada causa general contra el franquismo, calificada como tal hasta por el Ministerio Fiscal, y en la que dejó patente su parcialidad como juez, ya que en fechas anteriores había desestimado seguir procedimiento alguno contra Carrillo e investigar la matanza de Paracuellos.

Si una característica ha de reunir un juez es precisamente una independencia sin tacha ni sombra. Garzón nunca debió volver a la Audiencia Nacional tras su paso por política. Si su vocación es la judicatura su puesto habría estado en un anónimo juzgado de instancia (civil), ajeno a polémicas. Claro, que si su vocación es otra, lo que debería hacer es abandonar la carrera judicial y dedicarse a lo suyo, sea lo que sea.


Garzón, ¿cuánto más tendrás que hacer para reconciliarte con el PSOE?¿Cómo haces para que no te pase nada?

Alguien poco sospechoso de ser de derechas como el alcalde de Las Palmas, el ex ministro Jerónimo Saavedra, pide la dimisión de Bermejo, pero ya saben cómo se las gasta el ministrillo: es de izquierdas y como tal, actúa. Lo mismo le pasa a Garzón.

2 comentarios:

Natalia Pastor dijo...

Este individuo no puede seguir un minuto más dentro de la carrera judicial.
Cada segundo que pasa sin que el CGPJ lo aparte y abra un expediente sancionador,es una mofa y un escarnio a la Justicia,al Estado de Derecho y a la división de poderes.

Caballero ZP dijo...

No olvidemos un importante que conocíamos el fin de semana, y del que doy cuenta hoy. Garzón ha acudido a unas 40 cacerías de 6.000 euros el puesto. Como evidentemente no las ha podido pagar con su sueldo, sería importante investigar para saber quien se las ha pagado.
Saludos