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martes, 10 de junio de 2008

de la huelga y demás

Caray la que están liando los transportistas. Parece que ZP minimiza la huelga, razón de más para pensar que estamos ante algo gordo. En sólo dos días han provocado la psicosis entre los ciudadanos y comienzan a escasear algunos alimentos y el gasóleo. Menos mal, según nos dicen, que apenas un 20% de los transportistas la están siguiendo.

La huelga es un derecho de todo trabajador, bien. Pero lo que no es admisible es cómo la están llevando a cabo. No se puede tolerar que estos individuos condicionen todo, desde el tráfico, poder llenar el depósito del coche, o que falten alimentos básicos (como el pollo),... Además de cómo reaccionan ante los compañeros que no se unen a ellos: pegándoles, arrojándoles toda su carga, destrozando su medio de trabajo lanzándoles piedras o pinchándoles las ruedas... Es miserable. Una huelga es un derecho, no una obligación.

Mientras escribo estas líneas, escucho en la radio que han atropellado a un piquete que ha muerto, lo que ha hecho que una de las organizaciones que convocan la movilización abandone las negociaciones. Más gasolina al fuego, nunca mejor dicho.

Lo que el gobierno debería hacer es llevar la medida de escoltar los camiones que aprovisionan a las gasolineras a otros sectores, como el de la alimentación. Así como multar a todos aquellos camiones que estén parados deliberadamente en la autovía o que circulen a menor velocidad sin razón. Íbamos a ver si se ponían tan chulos.

Los españoles también tienen problemas con su hipoteca y no van haciendo huelgas para que papá Estado les resuelva el problema. Liberalización del sector, así como buscar la forma de realizar el transporte por otros medios que no sean la carretera. Rendirse a sus exigencias, nunca.


Por otro lado, la ministra (o menestra) de igualdad protagonizó un papelón en su comparecencia de ayer. Tanto por aceptar el lenguaje giliprogre de ZP ("miembros y miembras") como por soltar la tontada del teléfono para evitar el maltrato. Resulta que ahora ha rectificado, diciendo que no, que se refería a un teléfono para aquellos hombres que no sepan cómo llevar a cabo la nueva masculinidad que el gobierno quiere implantar. Sin comentarios. Ni las feministas la han apoyado.

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