Seguidores

domingo, 10 de mayo de 2009

De Zapatero a Largo Caballero

No hace mucho, Zapatero afirmó estar realizando una política para implantar un nuevo modelo, encaminado a transformar la sociedad. Meses antes, en un libro de Suso de Toro, Madera de Zapatero, llegaba a afirmar lo siguiente: “Lo malo del marxismo es que quiso convertirse en una ciencia exacta, cuando la política es una ciencia contingente. Es la evolución de la propia actividad de la sociedad, de los humanos”. Como dijo GEES allá por 2007, para el presidente del Gobierno, el marxismo no es un crimen, ni siquiera un error; tuvo errores, lo que es bien distinto. En el imaginario de Rodríguez Zapatero, se mantiene intacta toda la mitología revolucionaria; basta con añadir al cóctel la convicción de que la política es algo contingente, sujeta a las necesidades del momento y del día a día, para entender la historia de España desde marzo de 2004.

Rodríguez Zapatero está llevando a cabo un cambio de régimen cuya finalidad última es reconfigurar de principio a fin la sociedad española. Es el caso de la ya famosa cita: “Si hay algo que caracteriza a esta etapa de gobierno es que hay un proyecto. Precisamente porque hay un proyecto hay una resistencia tan inútil como activa de la derecha más dura, porque saben que hay un proyecto. Se han dado cuenta de que hay un proyecto de alcance en valores culturales, y por tanto ideológicos, que puede definir la identidad social, histórica, de la España moderna por mucho tiempo”.

Después de refrescar lo que afirmaba ZP y su deseo de transformar la sociedad, que podría interpretarse como buscar una revolución social, lea las siguientes declaraciones de Largo Caballero, en Noviembre de 1933:

Se dirá: ¡Ah esa es la dictadura del proletariado! Pero ¿es qué vivimos en una democracia? Pues ¿qué hay hoy, más que una dictadura de burgueses? Se nos ataca porque vamos contra la propiedad. Efectivamente. Vamos a echar abajo el régimen de propiedad privada. No ocultamos que vamos a la revolución social. ¿Cómo? (Una voz en el público: ‘Como en Rusia´). No nos asusta eso. Vamos, repito, hacia la revolución social… mucho dudo que se pueda conseguir el triunfo dentro de la legalidad. Y en tal caso, camaradas habrá que obtenerlo por la violencia… nosotros respondemos: vamos legalmente hacia la revolución de la sociedad. Pero si no queréis, haremos la revolución violentamente (Gran ovación). Eso dirán los enemigos, es excitar a la guerra civil… Pongámonos en la realidad. Hay una guerra civil… No nos ceguemos camaradas. Lo que pasa es que esta guerra no ha tomado aún los caracteres cruentos que, por fortuna o desgracia, tendrá inexorablemente que tomar. El 19 vamos a las urnas… Más no olvidéis que los hechos nos llevarán a actos en que hemos de necesitar más energía y más decisión que para ir a las urnas. ¿Excitación al motín? No. Simplemente decirle a la clase obrera que debe prepararse… Tenemos que luchar, como sea, hasta que en las torres y en los edificios oficiales ondee no la bandera tricolor de una República burguesa, sino la bandera roja de la Revolución Socialista.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Estamos tomando una senda peligrosísima...

Republica Rojigualda dijo...

No hay un cambio de régimen. El régimen sigue siendo el mismo, lo que hay es una profundización en el siniestro régimen del 78.

Lo que hay es una transformación de la sociedad para adaptarla a los moldes del socialismo del siglo XXI, del zapaterismo. Pero eso no es nada nuevo, quieren adaptar la sociedad al poder en vez de hacer lo contrario. Socialismo en estado puro.

Jesús García dijo...

Yo creo que más bien se trata de una terjiversación deliberada de la CE de 1978.
Este gobierno ha efectuado actuaciones que precisarían de una reforma constitucional agravada que no se ha producido.
No quiero decir con ello que la CE 1978 sea perfecta, por supuesto.
Un saludo.

Republica Rojigualda dijo...

En una democracia el poder político no puede llevar a cabo una "terjiversación deliberada" de la constitución sin darse de bruces contra la justicia. Así que una de dos, o no existe tal "terjiversación" o España no es una democracia. Ambas cosas.

Si el estatuto de Cataluña, por ejemplo, fuera contrario a la constitución, el TC no habría tardado mucho en declararlo anticonstitucional, como hizo con el Plan Ibarreche I, II y III. Y sin embargo, calla. Y otorga.

Es constitucional lo que el TC diga que es constitucional. Y el TC ha aprobado desde el ahogamiento lingüístico hasta la ley contra la violencia de género, que por el mismo delito castiga al varón con el doble de condena que a la mujer. Y pronto veremos como en una sentencia interpretativa da su visto bueno al estatuto secesionista de Cataluña. Luego el problema no es otro que la constitución del 78.

Y lo peor de todo no es que ese estatuto antiespañol y antidemocrático sea constitucional, lo peor de todo es saber que podrían haber ido mucho más lejos en la disolución del estado y seguiría siendo constitucional.

Jesús García dijo...

Ya te he dicho que la Constitución no es perfecta y tal vez el TC debiera sufrir una profunda reforma. Por otro lado el EC contiene muchos artículos y lo que se está haciendo es constatar cuales de ellos vulneran la Carta Magna y cuales no, o si el conjunto lo hace.
Y, por supuesto, claro que se puede terjiversar, o al menos, intentarlo.
Un saludo.

Republica Rojigualda dijo...

Ninguna constitución, ningún régimen político, y en general, ninguna creación humana, es perfecta. Aquí no hablamos de lo perfecta o imperfecta que es sino de lo beneficiosa o perjudicial que es la constitución del 78.

En cualquier régimen el gobierno puede intentar retocer la constitución y restringir a la oposición, la diferencia es que en una democracia ningún gobernante puede llevar a cabo esos planes porque se lo impide la separación y contrapeso de poderes, y en particular, el control de constitucionalidad por magistrados independientes. Si el político de turno puede terjiversar impunemente la constitución a su antojo, es prueba de que no existe ese requisito fundamental que es la separación de poderes, o lo que es lo mismo, que no estamos en una democracia.

En fin, yo solo espero que cuando el TC publique su sentencia aprobatoria del estatuto de Cataluña, los que todavía piensan que la culpa es de ZP y los nazionanistas que vulneran la constitución, se den cuenta de que el problema no es una casta política mediocre, ruín y liberticida, sino una constitución que es un cheque en blanco para sus pretensiones.

Jesús García dijo...

Efectivamente, sólo las leyes divinas son perfectas.
Yo no rechazo la CE 1978 en su conjunto.
Como dicha CE es obra de humanos, tal vez lo mejor sería reconocer el error que la misma contiene al consagrar un modelo de control de constitucionalidad concentrado y politizado y optar por un modelo de control difuso como en EEUU.
Para ello, no obstante, sería necesaria una reforma agravada de la misma, lo cual ciertamente es un obstaculo difícil de salvar, precisamente por intereses políticos.
Por otro lado, aún con un control difuso de constitucionalidad al estilo EEUU, puede la Constitución ser objeto de terjiversación.
Un saludo.

Republica Rojigualda dijo...

La elección de un sistema de control de constitucionalidad concentrado y con TC no fue un error o una equivocación de los padres de la constitución. Sabían muy bien lo que hacían. Igual que sabían lo que hacían cuando diseñaron el estado de las autonomías, cuando hicieron un reparto de competencias nefasto, cuando hablaron de "nacionalidades y regiones" o de "derechos históricos", cuando redactaron el 150.2, el 93 y el 94. Tantos "errores" en el mismo sentido no pueden ser casualidad, la intención era desde un principio despedazar el estado y la nación, para lo cual, todo eso, incluido un TC pensado como apéndice del gobierno, viene muy bien.

Por supuesto, ni el control de constitucionalidad difuso, ni los métodos de elección de jueces que busquen su independencia son infalibles, pero sin eso no puede existir libertad política.

Anónimo dijo...

demasiado político